Hoy en día el viajero no solo se centra en conocer los lugares más promocionados de cada ciudad, ni tampoco conocer algo puntual de la cultura citadina. Sino más bien, existe una tendencia cada vez más marcada por hacer un turismo que los acerque a las comunidades rurales aprendiendo más de su estilo de vida con el turismo vivencial.
Esta alternativa de turismo acerca al viajero con la forma de vida de los habitantes del destino turístico. Aprenden sus costumbres, su forma de vida, comen con ellos, duermen en sus casas, experimentan su modo de vivir e incluso participando de sus actividades productivas como el trabajo de campo por citar un ejemplo.
Es una experiencia desde una perspectiva más cercana, sentir cómo es su relación con la naturaleza que lo rodea y comprendiendo una vida totalmente opuesta a la que el visitante está acostumbrado.
Gracias al turismo vivencial o rural, las familias del campo se benefician por los ingresos extras que reciben al ser anfitriones y, a su vez, los turistas se ven favorecidos al enriquecerse como seres humanos a partir de las nuevas experiencias.
Con el turismo rural los campesinos, pobladores, comuneros y hasta los pescadores se agrupan y organizan para sacar adelante sus proyectos de emprendimiento hospedando a viajeros en sus casas.
En muchos casos son capacitados por entidades de promoción como Promperú, lo que les da las herramientas necesarias para hacer posible que ellos mismos administren este negocio turístico para su desarrollo. Asimismo con la obtención de recursos económicos obtenidos por esta actividad, pueden mantener con los mejores cuidados el ecosistema que los rodea.
Caso de éxito
Un ejemplo claro del turismo rural ocurre en el departamento de Puno, un lugar que hace mucho tiempo dejó de ser solo un lugar pintoresco y remoto, con un célebre lago bonito. Ahora los turistas disfrutan de diversos servicios encontrando interesantes rincones insospechados, reciben una atención especializada y disfrutan de la mejor comida del lugar.
Desde hace más de diez años las comunidades quechuas y aymaras cambiaron sus vidas incursionado en este negocio turístico. Tal es el caso de la Isla de los Uros, ubicado al norte de la bahía de Puno, un impresionante lugar con casas hechas de totora flotando en el Lago Titicaca.
Aquí los comuneros reciben al turista con un trato cálido y amable. Definitivamente se dieron cuenta del gran tesoro que poseen y lo aprovechan para el sustento de sus familias y el mejoramiento de sus bellas islas artificiales.
Son más de 70 islas construidas a pulso tejiendo las totoras en las zonas en donde crece más tupidamente, formando una capa natural que los Uros llaman “khili”.
Como puede apreciar, el turismo moderno se ha especializado, ahora todo lo que quieras en viajes y turismo lo encuentras en Perú, para conocerlo y experimentarlo desde la perspectiva de su gente.
Además, realizar un plan con circuitos para hacer turismo en Perú, le permitirá conocer abundantes maravillas paisajísticas que transportan a los visitantes a lo más profundo de su rica historia y vibrante espíritu.
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